viernes, 8 de mayo de 2020

La escuela del pesar

El derecho penal al pasar por varios períodos de la humanidad a evolucionado por las diferentes escuelas de pensamiento que lo han enmarcado y encasillado en diferentes posiciones en relación a la pena, el delito, el individuo y los métodos cómo van a pagar o purgar. Las escuelas surgen cuando comienzan a salir teorías que eran presentadas como forma de pensamiento de una en particular. Se distinguen entre ellas por la dirección de las ideas, por la concepción de la naturaleza del delito o de la pena. Es acá cuando se encaminan sobre pena de muerte, cadena perpetua o graduación de la pena. También fueron surgiendo las rebajas, pagar en casa o redimirla por trabajo, estudio o enseñanza. Aunando a lo anterior, el ojo por ojo o ley del talión alguna vez fue aplicado en la antigüedad como forma de pagar la pena infringida. Asimismo, la expulsión o destierro y no ser reconocido por la comunidad era otra forma. Más adelante el daño se convierte en delito y la venganza en castigo legal y permitido. El derecho penal ha tenido su evolución desde la antigüedad pero desde la Edad Media con las diferentes escuelas, doctrinantes y con posiciones encontradas al debatirlas entre ellos y entre sus sucesores fue dando luz al lugar donde está el derecho penal hoy: la escuela finalista. Por sus postulados vemos a los jueces y fiscales tratando de limpiar a las comunidades de delincuentes enviando a la cárcel a individuos no aptos para vivir en ella pero a los pocos días logran salir en libertad. Además, cuenta con graduaciones dependientes de dolo o culpa. Así mismo de principios que emanan desde la Constitución tanto que siempre ha habido la sensación entre el pueblo de una protección al victimario olvidando muchas veces a la víctima. Siempre he pensado que los postulados de esta escuela parecieran haber surgido por el “que pesar de ese individuo que va para la cárcel”. Entre tanto, no podemos negar que el delito también ha evolucionado y ha puesto en muchas ocasiones en jaque a la humanidad. Por eso siempre he pensado que derecho penal y delito deberían ir al menos a la par. Es más, debería ir adelante el penal pero no; da la impresión que adelante va el delito y le saca ventaja. En efecto, que hoy estemos legislando y aplicando el derecho basado en la escuela finalista da una serie de garantías a las personas que cometen el delito que cuando van a un centro de reclusión, inmediatamente se activa las causas cómo va a recuperar la libertad condicional o la reclusión domiciliaria; es muestra que la sociedad está perdiendo esta batalla. En el país se viene presentando una serie de solicitudes de varios frentes como doctrinantes del derecho penal, escuelas de derecho, abogados penalistas, columnistas y universidades que apoyan la tesis de que los reclusos deben recobrar su libertad a causa del coronavirus para evitar que sean contagiados en su lugar de reclusión. Entonces, cómo los jueces los enviaron a la cárcel después de un juicio justo basado en los principios del derecho probatorio; es menester que se sepa que muchos ciudadanos pensamos que los reclusos deben seguir en los centros de reclusión hasta pagar su último día de pena impartido por el juez de la república y haber sido resocializados. En consecuencia, el Estado debe por medio de los centros carcelarios tomar las medidas mientras dura la pandemia para que allá recluidos puedan purgar y pagar su pena sin peligro de ser contagiados pues para eso contamos con un sistema carcelario preparado y dotado. Para concluir, hoy nos damos cuenta que necesitamos más centros de reclusión pues el hacinamiento es resultado de que el delito lleva la delantera y no puede ser una razón para soltarlos a seguir con sus delitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario