lunes, 6 de agosto de 2018

Protestar en Colombia. Derecho a la protesta

Muchas veces cuando no estamos de acuerdo como están ocurriendo o funcionando las cosas o estamos inconformes salimos a protestar. En Colombia protestan los profesores cuando el Gobierno no hace las cosas bien o le incumple sus exigencias. Lo mismo ocurre con estudiantes de las universidades, los empleados públicos no se quedan atrás. Protestan nuestras mujeres exigiendo cumplimiento de sus derechos. Protestamos en contra del terrorismo como cuando le hicimos la más grande protesta pacífica de toda la historia de Colombia en contra de las Farc o la más sangrienta que surgió debido a que el gobierno de turno no protegió la vida de uno de los grandes líderes del momento y que hasta nuestros días no hemos podido aun aplacar: Jorge Eliécer Gaitán. La protesta es una expresión pública de inconformismo que la define el Diccionario de la Real Academia Española como “la forma de declarar o proclamar un propósito, o confesar de manera pública una creencia o pensamiento”. Además, en las democracias actuales es un principio fundamental del sistema democrático que está inmerso en el buen funcionamiento debido a que con ella los ciudadanos se hacen oír y se dan un lugar dentro del sistema político. El Congreso de la Republica en un primer intento de reformarla nos envió todo un capitulo en el nuevo código de policía que regulaba el derecho a la reunión y a las manifestaciones en público donde prácticamente tres personas eran multitud y “que las autoridades municipales y concejos municipales debían reglamentar los requisitos para realizar actividades que impliquen aglomeraciones”. La Corte Constitucional le puso el tatequieto al Congreso y le devolvió a la ciudadanía su derecho legitimo a protestar manifestando que “el derecho de reunión tiene un carácter altamente democrático, según los debates de la Asamblea Nacional Constituyente” Es evidente que el Estatuto de la oposición política dentro de los principios rectores garantiza la participación política efectiva cuando ordena que “El Estado garantizará a todas las agrupaciones políticas ejercer el ejercicio de la oposición, incluyendo la movilización y la protesta social”. La Corte Constitucional, la define como “libertad publica fundamental pues constituye una manifestación colectiva de la libertad de expresión y un medio para ejercer los derechos políticos…” Y, por último, la Constitución Política de los colombianos garantiza el derecho a la protesta pacífica en artículo 37 cuando establece que “toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente…” Por todo lo anterior, si Petro quiere salir a protestar con su gente porque considera que las cosas no van bien, pues que lo haga, si los estudiantes de la universidad nacional van a marchar y protestar porque no les gusta el rector, pues que lo hagan, si los maestros de Colombia envían a los niños, niñas y adolescentes para la casa en forma de protesta y salir a marchar, pues que lo hagan. Si los pensionados consideran que gravar las pensiones no está bien, pues que salgan y protesten. Si los usuarios de Medimás están hartos de sus abusos y que los dejen morir, pues al ruedo deben salir. Si los habitantes de la Costa Caribe están cansados de Electricaribe, pues que hagan su plantón hasta que se solucione este eterno problema. Si lo desean hacer los trabajadores con sus sindicatos exigiendo mejoras salariales, salud o pensión, tienen todo su derecho y si a los habitantes de Urabá les van a tratar de colocar nuevamente peajes en una vía llena de huecos, al ruedo, todos a la calle a protestar. Tenemos muchos motivos para salir que podría haber una protesta diaria y estoy seguro de que si lo hacemos no le quedaría más remedio al gobierno que mejorar. Pero eso sí, el día que el gobierno diga que se cansó de tanta protestadera y que nos manda a decir con un ministro de defensa que la va regular, salimos y le hacemos la mamá de las protestas: esto está estipulado en nuestra Constitución. En síntesis, la protesta es un derecho humano cuando es legítima, pacífica y ceñida a los límites que la democracia le impone, es la forma que tenemos los ciudadanos de hacernos escuchar respetando las posiciones de los demás. Aplicando siempre el principio que mis derechos llegan hasta donde comienzan los de los demás. A la Corte Constitucional hay que protegerla hasta con los dientes y que si algún gobierno de turno nos manda a decir que la va a cerrar y a unificar en una única Corte hay que salir y hacerle el papá de las protestas, pero como en Ecuador y Perú que la protesta sirve hasta para tumbar presidentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario