jueves, 12 de mayo de 2016

Cuando la oración es prohibida

De la misma manera que obra como liberadora, la oración está llamada a permanecer en el corazón de muchos colombianos. También es cierto que la costumbre es fuente del Derecho. Las buenas costumbres pueden estar por encima de una ley, además, en el Derecho cuando hay vacíos en las normas pueden ser llenados por ella. Así las cosas, no se puede legislar en contra de las costumbres de un pueblo.
Como se sabe nosotros los colombianos por costumbre religiosa somos un pueblo monoteísta, lo ordena la biblia. Así mismo por nuestra Constitución somos un país laico.
Y, claro, creer o no va por dentro, podemos orar, dar gracias o pedir a una luz, a una fuerza divina, a Dios, al sol, a la madre tierra, a Jesucristo pero sin duda la oración es poderosa, de igual forma, muchas veces deja perpleja a la comunidad científica cuando ocurren los llamados milagros y la ciencia no logra explicarlos.
Vale la pena recordar que al pedirle a tu creador, inclinar la cabeza o arrodillarse a orar es acción infinita de humildad. Por ello, lo deben aprender los niños, niñas y adolescentes en un territorio laico o católico.
Dicho todo esto, sin embargo, es cierto que vemos diariamente muchas acciones de gracias a ese Dios que llevas por dentro: Al salir de casa nos encomendamos a Él. Al salir nuestros hijos, se los encomendamos. Le pedimos que las cosas mejoren, que regrese la armonía y la salud. Incluso cuando un deportista logra su cometido, como un gol, vemos que miran al cielo, señalan, dan las gracias. Además, a simple vista cuando vamos al cementerio a visitar a nuestros muertos, se ve que encomendamos muchas oraciones a Dios para que los tenga en su reino.
Sin duda una acción que identifica a todos  los católicos del mundo es que por acción de gracia, súplica, alegría o respeto se persignan. Esto no los hace los hijos preferidos y tampoco tiene porque molestarnos.
Visto todo esto de otro modo, no podemos olvidar que los valores vienen desde esas creencias, el aporte que hace la clase de religión y ética es esencial en nuestros niños, niñas y adolescentes. Sin olvidar sacerdotes, pastores, padres y madres de familia.
De la mano con lo anterior, nuestra Constitución en el preámbulo dice: "El pueblo de Colombia en ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la nación..." Más allá de la buena voluntad del preámbulo, solo hay una forma de invocar la protección de Dios: Por medio de la oración -No hay otra-, además la misma Constitución invoca que Dios proteja a los colombianos.
Aunque parezca increíble, un juez de la República de Colombia que por supuesto garantiza el orden en la ciudad de Cartagena, mediante demanda de un ciudadano decreta entre otras cosas prohibir la oración en el Concejo municipal  y colegios de la ciudad.
A eso se suma que un abogado mediante Derecho de Petición pide quitar un cristo de la Corte Constitucional por diferencias religiosas, dice que él no es católico entonces va en contra de sus creencias. Aunque lleva ahí, colgado en la pared más de 15 años y tengo entendido está medio quemado -el crucifijo- porque resistió los embates del ejército en la retoma del palacio de justicia, solo hasta hoy le estorba a este ciudadano.
En ese sentido, no podemos permitir que nuestras diferencias religiosas -creer o no- nos llene de egoísmo. podemos aceptar que cada persona libremente exprese o pida a lo que considere su dios. Dicho de otra forma, tenemos el  ejemplo a los musulmanes y cristianos matándose eternamente por unas diferencias como estas.
Colombia es un país garante de los Derechos, los materializa, además tenemos una Corte Constitucional que protege a las comunidades vulnerables como los homosexuales que hoy gozan de ellos, pero no podemos confundirnos al reclamarlos diciendo que un cristo nos estorba o porque la acción de ver a otras personas que se persignan para orar nos genera molestia.
Somos un país libre, podemos caber los evangélicos, los protestantes, los católicos, los cristianos, los que creen en una fuerza de energía, los musulmanes, los ateos; la cuestión es respetarnos y tolerarnos. Efectivamente, nuestros derechos acaban justo en el punto en que empiezan los derechos de los demás. Este es el límite a nuestras libertades.
Son varios los interrogantes que los colombianos tenemos en relación con el tema, entre ellos:
¿Desde cuando en Colombia orar es peligroso o va en contra de los derechos de otra persona?
Para concluir no todo lo que no nos gusta es inconstitucional o va en contra de nuestros derechos. Y muchas veces en el caos que estamos viviendo hoy en Colombia, sin salud, sin empleo, la inseguridad, el desgobierno y la anhelada paz, muchas veces solo tenemos un solo camino: Orar
Ya han pasado muchos años desde que veíamos una telenovela en todo en territorio nacional pero nos viene como anillo al dedo: ¡¡DEJÉMONOS DE VAINAS!!

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