lunes, 27 de abril de 2020

¿Por encima de todo?

Porque somos una nación católica, apostólica, romana, evangélica, pentecostal, adventista y cristiana; me ha llamado la atención porqué los humanos le tememos tanto a la muerte. De otra parte, cuando yo era niño uno de los mandamientos que debía cumplir y que repetía y repetía la monja que me dio religión durante casi todas las clases era: “Amarás a dios sobre todas las cosas”. Justamente surgía un duro diálogo con esta norma pues sentía un amor muy grande por mi madre, por mi padre y por mis hermanos. Según mi escalafón dios iba quedando en el cuarto puesto. Pero, la profesora cometió la prudencia de decirme que dios era espiritual y que envió al ser que más quería como mensajero y mesías a qué muriera por nuestros pecados. Vaya alivio; pues al que debíamos amar por encima de todas las cosas tenía a un ser al que amaba por encima de todo: a su hijo. También, dibujaba un triángulo en el tablero al que le hacía un ojo y nos decía que era el de dios que absolutamente todo lo podía ver, Me enseñó que había un paraíso, que si me manejaba bien iría pero se me manejaba mal me quemaba en otro lugar creado por ese mismo dios para los hijos descarriados. ¡Vaya sufrimiento tuve por todos los años de juventud cohibiéndome de toda clase de simples travesuras de adolescente! ¿He pecado mucho de palabra, obra u omisión? Ciertamente, con relación al paraíso, hoy con el coronavirus muchos tienen miedo a morir. De hecho, no entiendo porque los creyentes tienen tanto miedo a la muerte pues deberían estar felices debido a que van para su paraíso. ¿porqué el pánico? ¿No es tan excelente su cielo? Con relación a lo anterior a su líder lo mal interpretaron o no lo tradujeron bien: su enseñanza la basó en el amor, en que el cielo o infierno es acá en la tierra. Se excelente ser humano, no seas chismoso, se solidario, buen hijo, buen vecino, buen hermano, buena madre, excelente abuela, no maltrates a nadie, ni a los animales y vivirás tu cielo. A raíz de esa interpretación considero que no hay más allá, no hay paraíso fuera de la tierra, no hay la tal alma o espíritu, no hay ese lugar celestial. Solo contamos con la existencia acá. Los que esperan que alguien resucite para ser llevados están perdidos y perdiendo el tiempo. En ese escenario, toda esa energía metidos en un templo; manteniendo a esos pastores zánganos la deberían utilizar en ayudar a su prójimo, en hacer excelentes obras por los más necesitados. Vivir en armonía con los seres queridos, con los animales, con el planeta. ¿Cuantos van a templo a orar con devoción, a darse golpes de pecho? Pero en la casa son unos ogros, pelean, pegan y humillan a los hijos, no se hablan desde hace años con un hermano o familiar, gritan a sus padres. Muchas veces en los templos muestran lo que no son en la realidad. También escudan sus opiniones y creencias en su libro sagrado. Lo leí. Es de los libros mas difíciles de entender pues está en un estilo de parábolas y para algunas personas dice algo y para otras lo contrario. Es un libro de historia que hay que interpretar porque supuestamente fue escrito hace muchos años y dirigido a un pueblo específico que habitaba el desierto. En síntesis, si el cielo es acá con tus buenas obras; se desperdicia la vida en esos templos que al que cobran para entrar, solo que no se dan cuenta o se hacen los desentendidos. En estos días ver por las redes sociales a una pareja de esposos pastores cobrando a sus feligreses fue la gota que rebosó la tasa o hace meses a la Piraquive humillando a un feligrés deforme que quería subir al púlpito. ¿Un dios que a toda hora hay que estar adorando? Según mi profesora de religión dios es espiritual, ¿cómo va a saber de amor? Si el amor es presencial, las caricias, los abrazos, los apretones de manos y los besos son entre personas físicas. En efecto, esto podría explicar porqué para muchas de esas religiones el sexo es un pecado. Para concluir, hoy que tengo hijos siento un amor incondicional por ellos. El dios quedaría en el puesto décimo. No sería un amor por encima de todas las cosas. Y, ¿que tal que no haya nada y la realidad sólo sea el más acá?

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