miércoles, 21 de agosto de 2019

Costumbres aquellas

La semana pasada como a las 9 de la noche llegó un mensaje de un sobrino a mi Whatsapp: “hoy cumplí años y nadie me felicitó”. Sentí un gran desconsuelo e incertidumbre debido a que es de esos jóvenes muy atentos y de los que con sus acciones mantiene unida a la familia. Me hice primero una pregunta, de esas como con enojo: ¿Cómo me puede fallar Facebook en este momento tan importante? Lo revisé y no encontré el aviso del cumple de mi sobrino. Confundido, inmediatamente procedí a llamar a mi mamá -su abuela- a preguntarle cuál era la fecha del cumpleaños de Andres: 19 de diciembre, va a cumplir 22. Me contestó inmediatamente. Descansé, el carajito le estaba mamando gallo a la familia. Facebook tiene 2.167 millones de usuarios activos cada mes. Es una red social que tiene como misión “ofrecer a la gente el poder de construir comunidades y hacer que el mundo esté más unido”. En mi época de juventud -en 1982- no teníamos redes sociales, pero teníamos mente y memoria prodigiosa. Por lo tanto, sabíamos las fechas de los cumple de nuestros seres queridos y amigos más allegados. Cada año en nuestro cumple llegaban amigos a visitarnos, algunos con algún detalle, se aprovechaba esta fecha especial para reunirnos al son de una chocolateada, buena música y hasta unos buenos vinos, tarjetas o esquelas de los que estaban lejos. Hoy esta costumbre se cambió con un “feliz Cumpleaños” en los comentarios del aviso del Facebook. Pero, un muy buen amigo recordaba y no dejaba pasar esa fecha. Además, recordábamos más de quince números telefónicos fijos de amigos y familiares. Hoy escasamente me sé el de mi madre. Ninguno más. Los otros están grabados en el celular. Hoy, Facebook -como extensión de nuestra memoria- nos sirve y nos hace la tarea de recordar los cumpleaños. Pero, considero que nos estamos volviendo muy dependientes y me animo a pensar que perezosos de la mente. Claro que esta red social me ha servido mucho. Y, la miro al menos dos veces al día. He encontrado amigos de la niñez y juventud y algunos me han encontrado también. Y me ayuda a conservar los viejos y nuevos amigos. Hoy tengo 600 amigos en Facebook y aunque no cumplo años por estos días compré unas cuantas bombas, el letrero de feliz cumpleaños y una pequeña torta, decoré una pared y me tomé dos fotos que monté a la red social: coloqué: hoy cumplí años pero nadie me felicitó. Inmediatamente se prendió la felicitadera, los buenos oficios, los excelentes deseos. Esperé todo el día y contabilicé más de 100 amigos incluso familiares. Solo una amiga muy en la tarde me llamó a decirme que eso estaba muy raro porque a ella Facebook no le había avisado nada. Hoy, varios días después, siguen llegando mensajes de felicidades. Entonces, ¿Cuántos de mis familiares y amigos conoce y recuerda mi fecha de cumpleaños? Lo que sucedió con mi sobrino es que no usa ni tiene Facebook. Pero, el próximo 19 de diciembre iré a abrazarlo, decirle cuánto lo quiero, a llevarle un buen libro y un te amo Andrecito. Para concluir, Facebook nos unió pero nos llenó de amistades superficiales, del momento o de amigos de mis amigos. De mis 600 amigos en esta red, 40 son muchos verdaderamente amigos. De esos que recuerdan al menos mi fecha de cumpleaños. Aunque Facebook, Whatsapp y otras redes se han metido muy adentro de nuestras costumbres, no podemos pretender reemplazar la interacción personal, los abrazos, la mirada a los ojos o los te quiero al oído, por medio de ellas porque al paso que vamos -o como en Japón- los únicos robot vamos a ser nosotros mismos. Por otra parte, ojalá cuando me muera a mi funeral asistan siquiera la mitad de mis amigos en Facebook, Sería majestuoso. Van a encontrar un último aviso que les recordará mi cumple: aquí yace Hernán. Un excelente ser humano. Nació el 21 de abril de 1965 y murió….. (ojalá se demore bastante, estoy muy amañado y contento dando lora) @lhernanta

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