miércoles, 1 de febrero de 2017

En la era Trump: Turno para los Colombianos

Siempre estuve esperando el turno de cuando se metería el señor Donald Trump con los colombianos. Al verlo enfrascado contra México, Alemania o Europa pensaba que por ser nosotros el patio trasero no nos iba a tocar. Me equivoqué. Esta semana a una ciudadana Colombiana luego de aterrizar en los Estados Unidos no se le permitió la entrada a ese país porque le dijo al funcionario en el aeropuerto que pensaba tomar clases de inglés en su corta estadía. Hoy amanecimos con el anuncio del señor presidente Trump que el proceso para otorgar visas a los Colombianos se hará más estricto y rígido. Muchas pueden ser las razones para que un país exija visa a los extranjeros que pretenden entrar a su territorio. Es potestad de los gobiernos de turno negar o quitar la visa a personas que su presencia no sea grata. Dentro de los destinos turísticos de los colombianos está el país del norte: Estados Unidos. Muchos van por turismo, otros por el sueño americano. Un gran desafío es ir a la embajada de los Estados Unidos a solicitar la visa, nos hacen una serie de exigencias que para muchos es casi imposible: que tengamos propiedad raíz, declaración de renta jugosa, cuentas bancarias, tarjetas de crédito, seguro médico, buena cantidad de dólares, incluso, el tiquete aéreo debe tener la fecha de ida y regreso, y no solo eso, debe presentar la reserva de hoteles donde se va a llegar. Lo mimo sucede con la larga fila en la embajada para tener acceso al funcionario que nos atiende por medio de un vidrio oscuro, de hecho, se dialoga por medio de un teléfono. Lo cierto es que Colombia es uno de los países que menos visa pide a los extranjeros, somos un país de las puertas abiertas, dentro de las causales para que esto ocurra está que el turismo es un pilar de nuestra economía. Pero paradójicamente, el ingreso de muchos turistas a Colombia no es tan engorroso, más allá que entran con mínima cantidad de dólares, no le exigimos visa, de hecho, se quedan de turistas mochileros hasta cuando les plazca, practican sexo con menores de edad, pero además, se van a consumir drogas a las playas de Palomino en la Guajira, Taganga en Santa Marta o Medellín, otro de los lugares preferidos por muchos extranjeros, ciudad donde tienen acceso a sexo y drogas con facilidad. No sobra, sin embargo recordar que los gobiernos son autónomos en decidir quien entra a su país. Sin duda, los Estadounidenses no son la excepción, pero acá debe entrar lo altivo y orgulloso de cada nación: al que nos pida visa, le debemos pedir visa. El trato que nos ofrezcan en su territorio es el que les vamos a brindar acá. De igual forma, reactivar el turismo no se logra permitiendo que nos traten mal y nosotros acá les permitamos hasta que abusen de nuestras niñas. Dicho todo esto sin embargo, los colombianos tenemos claro que las relaciones internacionales son potestad de nuestro presidente en manos de su cancillería, pero el día que tengamos el coraje de pedirle visa a los gringos, lo pensarían dos veces para exigirla a nuestros compatriotas que deseen ir a visitarlos. Y se hace necesario, entonces, recordar, que en el periodo presidencial del Doctor Ernesto Samper los Estados Unidos le quitó la visa al presidente de los colombianos, en ese instante debimos haber reaccionado con valentía, haberles exigido visa a todo Estadounidense que quisiera venir a visitarnos. Como no reaccionamos, quitan y niegan visas a diestra y siniestra. Ante esta circunstancia, hago parte de los colombianos que pensamos que no tenemos nada que ir hacer a la tierra del tío Sam. Así las cosas, por altivez y orgullo no voy a su embajada a que me digan por medio de un teléfono que no soy bienvenido. No cumplo ni la mitad de sus exigencias, entonces, no les doy ese gusto.

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