miércoles, 29 de julio de 2015

Escombrera de cadáveres

Por mucho tiempo nos hemos preguntado cual fue el primer paso que dimos, cual fue esa acción que nos diferenció de los demás animales para pasar a ser seres humanos,  puede ser,  cuando comenzamos a enterrar los muertos, proteger que las aves de rapiña no hicieran estragos en los cuerpos sin vida, se empezó a cubrir el cuerpo con piedras, aquí nació nuestra costumbre milenaria de enterrarlos y venerarlos, los humanos cuando comenzamos ha hacer esto, dio indicios de ser  una raza diferente, de ser racional y tener sentimientos, tener un lugar donde ir a visitarlos, es una tradición y costumbre muy humana arraigada en todos.

Como escribió nuestro Nobel Gabo también pienso que no somos de donde nacemos, somos de donde empezamos a tener nuestros muertos, pero uno escoge por lo general donde hacerlo, en que lugar les dará tranquila sepultura, este lugar se vuelve lugar de veneración, de peregrinación, llevamos flores, les hablamos, les pedimos....

Pero como siempre, somos el ejemplo malo del pueblo, somos el ejemplo malo de la región; en Colombia, en Antioquia tenemos un lugar que producto de ajustamiento de cuentas hay más de un centenar de cadáveres sepultados y que sus familias aun siguen buscando, luchando por tenerlos en ese lugar sagrado para almenos ir a visitarlos, llevarles flores, hablarles, pedirles, tenerlos en su última morada, en su último lugar de descanso.

En Medellín hay familias que anhelan tener noticias de sus seres queridos que alguna vez les arrebató la violencia, jóvenes que salieron una mañana llenos de vida e ilusiones y jamás regresaron. en Medellín, la comuna 13, al occidente de la cuidad, existe un lugar: La Escombrera, lugar para botar escombros, se convirtió en lugar donde está enterrada la ilusión de muchas madres de encontrar sus hijos, rescatarlos, la ilusión de muchas familias, de muchos padres que  sufren en silencio y añoran que sus hijos vayan al lugar sagrado.

Somos un país donde los botaderos de escombros guardan la ilusión que alguna vez tuvieron muchas familias de ver sus hijos realizados.

Esta es una guerra que nos ha carcomido, una guerra que ya no es de nosotros, una guerra que su solución es política y nada más. Guerra maldita que por todos los medios, por el medio que sea es necesario terminar.

Escombrera, lugar para botar escombros, en Medellín esconde el horror de nuestra guerra,  el azote al que nos ha tenido ya por muchos años

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