jueves, 29 de agosto de 2019

Solo para mujeres

Si yo hubiera sido mujer votaría en cuanta fiesta democrática hubiera en el país. Ejercería mi derecho a ser elegida y a elegir a mis gobernantes. Lo anterior debido a que muchas de las mujeres en Colombia no saben los sufrimientos, espera y problemas para que el macho de la especie las dejara votar. Pudieron hacerlo por primera vez el 1 de diciembre de 1957. Lo hicieron 1.835.255 debido a que se presentó reforma a la Constitución. De ahí para atrás eran un cero a la izquierda relegadas a ser ama de casa sin igualdad en el campo de los derechos civiles y sin vida democrática. Hoy, son el 52% del censo electoral del país. Quiere decir que si votaran unidas ganarían siempre. Como estamos a puertas de elecciones para elegir a gobernadores, asambleístas, alcaldes y concejales, es necesario la aptitud democrática de los colombianos. Empezando por la inscripción de la cédula ante la Registraduría en caso de que hayamos cambiado domicilio. Por otra parte, debido a que en la próxima contienda vamos a elegir a nuestros representantes locales es muy importante esta fiesta de nuestra democracia participativa debido a que de las acciones y planes de gobierno de los futuros alcaldes y gobernadores depende demasiado nuestra vida o trajinar diario. Empezando por la atención en salud en el municipio, la seguridad ciudadana, la lucha contra los bandidos atracadores, la movilidad, la educación básica, el medio ambiente, la recreación y deporte. Es por eso por lo que debemos ser muy responsables, cuidadosos, celosos y guardianes de nuestro voto y de nuestra democracia y tratar de escoger solo lo mejor de lo mejor dejando de lado las aspiraciones partidistas y no votar por unas tejas, un mercado o un tamal. Así las cosas, es mejor votar que no hacerlo, primero, no eligen por nosotros y segundo, cuando nuestro gobernante se equivoque podemos salir a marchar o a criticar lo que no nos guste. Si no votamos perdemos el derecho hasta a no estar de acuerdo. Como nos estamos dando cuenta, el daño más grande a nuestra democracia no eran las farc. Son: la corrupción y los clanes políticos familiares que se heredan entre hermanos, tíos, primos y hasta cuñados el fortín político que está desangrando el país. Por eso, la única forma de desquitarse y no permitir que nos gobiernen esta clase de personajes es con el voto de opinión, pero para hacerlo se necesita educación, ¿será por eso por lo que nos quieren lo más brutos posible? Por lo anterior, necesitamos mujeres verracas que aspiren a ser alcaldes, gobernadoras, concejales. Que al ser elegidas luchen y apliquen políticas públicas serias para la infancia y la adolescencia, la tercera edad, la seguridad, el medio ambiente, la recreación y deporte. Y nosotros los machos dejarlas gobernar, llegó el turno de ellas, tal vez sea el remedio a la corrupción. Madrugaré a votar, libre de las encuestas, lejos de las campañas que se gastaron millones de pesos y van al poder a recuperar lo gastado; lo voy a hacer por mujeres, no importa que sean de izquierda, derecha o centro, voy a escoger buenas mujeres. Por eso: Mujeres, ¡a la carga!

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