viernes, 20 de julio de 2018

Aún hoy podemos aprender de la sociedad romana

La sociedad y la familia en Roma estuvieron siempre muy reglamentadas a raíz de lo organizados que fueron los romanos. El tema, a simple vista, se podría decir que es historia antigua. Sin embargo, cuando profundizamos encontramos muchas similitudes con nuestra sociedad actual. El problema radica en que situaciones que ellos manifestaban como elementos esenciales hoy -en la nuestra- no lo son. Es importante tener en cuenta que afirmaban que el respeto era esencial en la relación entre sociedad, familia y matrimonio. Y, que este último era conformado por un hombre y una mujer. Dos palabras definen la historia de la civilización romana: clasista y patriarcal, pero con la peculiaridad de que la familia fue la base de la sociedad. Además, se integraban a otras familias provenientes todos de un árbol genealógico fuerte. En ese sentido, los romanos fueron muy ordenados, por lo tanto, la familia no era la excepción, esta estuvo muy reglamentada en el padre de familia -que era el dueño legal del hogar y todos sus miembros-, la esposa, los hijos, los esclavos y los clientes. Por su parte el padre de familia era la máxima autoridad familiar debido a la patria potestad con la cual tenía poder legal sobre todos los integrantes por ser su representante ante los órganos políticos de Roma. A su vez, un cliente era un romano que se encontraba bajo la protección de otro. Prácticamente todos eran clientes, en esto se basaba la maquinaria política que se apoyaba en el mayor numero de clientes posibles. El patrón tenía la lealtad al votarle sus proyectos a cambio de dicha protección. En Roma en medio de la situación de la esclavitud, existió la posibilidad de salir de ella, los esclavos -que en aquella época- formaban parte de la sociedad romana, pero tuvieron siempre la posibilidad de comprar su libertad. Como fue la familia la base de la sociedad, el matrimonio tuvo connotación y reglamentación especial dividido en tres grandes fases: la primera consistía en que la mujer al casarse caía bajo la potestad de su marido y dejaba de formar parte de su antigua familia. En la segunda, la mujer solo convivía en el aspecto conyugal y seguía bajo la patria potestad de su Páter Familia, pero aparece la figura del dote donde ambos debían aportar para su convivir. Y, por último, en la tercera fase se relajan los lazos del matrimonio, la esposa no rompe rasgos hereditarios con su familia de sangre siendo la más común durante el imperio romano y hasta nuestros días. Igualmente, para que se configurara el matrimonio se debían reunir dos elementos esenciales: uno determinado por la cohabitación que comenzaba cuando la mujer ingresaba al domicilio del marido. Y, el otro correspondía al trato recíproco que se daban los esposos y sus familias basado en el respeto. Así las cosas, si uno de estos dos elementos cesara, el matrimonio dejaba de existir. Surgen entonces Ulpiano que definió la justicia como la continua y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que corresponde. Así mismo al matrimonio como la unión de un hombre y una mujer que implica una comunidad de existencia. Y, Modestino, cliente de Ulpiano considerado como el ultimo jurista clásico que definió el matrimonio como la unión del varón con la mujer en consorcio de toda la vida, comunidad del derecho divino y humano. En síntesis, toda la vida romana estaba reglamentada por contratos, incluso la religión romana se basaba en contratos entre los dioses y los hombres, así pues, para que se celebrara un matrimonio era necesario contar con el permiso de los padres de ambos contrayentes. Para concluir, es bien conocido por todos que para determinar o reglamentar la evolución de la familia en Colombia a raíz de la pereza legislativa se tornó indispensable las sentencias o pronunciamientos de la Corte Constitucional, de tal suerte que hoy vamos -separándonos de años de evolución normativa- en hombre con hombre y en sentido contrario mujer con mujer. Entonces, no sobra decir que debido a estos pronunciamientos y pereza hasta nuestros niños han llevado del bulto; por lo tanto, se hace necesario que la rama legislativa del poder público tome las riendas, comience a pronunciarse y adoptar las leyes correspondientes a temas de tan profundo calado en la sociedad colombiana.

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